MICKY

Mi madre perdió a su hermano pequeño, Micky, por culpa de las drogas. Por lo poco que he oído de él, era un punki alemán que se paseaba por las calles de Köln en patinete, llevaba crestas de colores, vestía con leotardos estampados y siempre sabia qué decir para hacerte reír. Mi madre, cuando hablamos de él y me explica cómo murió, siempre dice lo mismo: subió al tejado de su apartamento y resbaló. Y yo siempre he creído que subió al tejado de su apartamento para tirarse, o que, engañado por lo que se había pinchado, creía que podía volar. A raíz de esta perdida se creó en mi familia un gran tabú alrededor del alcohol, las drogas y la noche; la noche en la ciudad, la noche en el pueblo, la noche, a secas. 

Cuando descubrí la noche de la que me habían privado con una sutileza casi premiable, me enamoré de bailar, de beber, de perder la vergüenza, de la ciudad, de la noche. Y también me encapriché de todo lo que podía hacerme daño, de los cuerpos ajenos y de la capacidad de estos de tratarme como si mi propio cuerpo no valiera nada; me encapriché de cubrir todas mis inseguridades con vino, y de verme la cara y el cuerpo más chupados con cada botella que me acababa y cada comida que evitaba dado que el alcohol me quitaba el hambre. 

A veces me pregunto cómo sería mi tío Micky si hubiera podido luchar contra esa ola de placer que le producía la droga, o si el sentimiento de dejarse ir, de perder el control, era lo que al final le hacía sentir cuerdo. Me hubiera gustado preguntarle, estando yo en este momento de mi vida, cómo haría él en mi lugar para no llenarse el vaso vacío. 

Y es que hace poco, rodeada de gente y sintiéndome un pez fuera del agua, me preguntaba a mi misma cómo hago para no llenarme la copa cuando me estoy sintiendo observada, insegura, pequeña, gorda, fea; cuando me estoy escuchando hablar y detesto todo lo que digo y como lo digo. Cuanto más ajena a la realidad me siento, más ganas tengo de salir corriendo y beber un poco más. Micky, ¿por qué es tan fácil llenarse la copa? Micky, ¿cómo supiste tú que ya no eras tu mismo del todo? Micky, se honesto conmigo, ¿cuándo decidiste que querías subir al tejano, subiste volando? 


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