El libro de lo que nunca se llegó a decir

Se podrían hacer libros con todo lo que se querría haber dicho, pero no se pudo decir. 

Este libro no estaría escrito con palabras, sino con salpicaduras similares al error de un artista en un lienzo en blanco; sería como el cuadro de algún pintor surrealista, vanguardista, loco; una sopa de letras en la que todas de pequeñas hemos intentado conjugar nuestro nombre. 

Sería un libro caótico porque todo lo que no se dice se convierte en un caos ridículo. Todo lo que no se dice se guardaría en ese libro y se haría mancha borrosa y extraña, incomprendida, y al final olvidada. 

Bueno no, olvidada no. Lo que no se dice por miedo nunca se olvida, simplemente se mantiene vivo en algún rincón donde duele menos. Pero ahí está, haciéndose paso entre tus curvas, tiñéndote los huesos con rosas secas, con abrazos que duelen más de lo esperado; con miradas que evitas por vergüenza, por culpa, por confusión, por rabia. 

Qué gran libro sería... Lleno de grises, lleno de lágrimas, lleno de mentiras y verdades nunca proclamadas y dejadas en libertad. Sería ese tipo de libro que a primeras nadie quiere leer, pero que una vez descubres en la biblioteca más cercana te da la bienvenida para indagar en ese dolor, en esa cobardía, en ese sufrimiento, en ese miedo. 

Sé que yo, si encontrara en lo más profundo de mí mi libro de lo no dicho, solo dejaría de leer una vez me hubiera armado del valor necesario para por fin decirlo todo, aunque doliera, aunque fuera rechazado, o no correspondido, o tomado a la ligera. No dejaría de leer hasta encontrar el momento en el que el personaje que abandoné con valor se levantara y dijera: "Me he cansado de callar, aquí está mi verdad". 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME