BLANCA

Desde que tiene cinco años Blanca toca el violín. No porque quiera, sino porque así lo decidieron sus padres: "La niña tiene que tocar algún instrumento fino" se debían haber dicho; "¿Que tal el violín?"
Y ahí se quedo. "Blanca la violinista de la familia". Y lo peor era que se le daba bien. A veces se preguntaba porque sus padres no podían haberla apuntado a baile, si así hubiera sido habría tenido un grupo de amigas de baile. El violín era un instrumento solitario. Lo odiaba, para que lo iba a negar. Odiaba estar sola. Pero se había al mismo tiempo acostumbrado a ese sonido agudo y delicado que dependía solo de su pulso el no acabar en desastre y agonizante pitido. Se había acostumbrado a esa soledad después de las clases. Un instituto privado había sido su segundo hogar durante años. Gente "snop" la mayoría, o algunos que se las daban de alternativos escuchando a David Bowie o Bonnie Tayler. Algunos, por eso, si eran gente buena; gente apasionada de la música o las películas de calidad. Pero ese porcentaje oscilaba y ella no conocía a ningun individuo de esos de primera mano.

Un día, mientras esperaba que su profesora de violín acabará con su clase previa a la suya, sentada en el banco de madera demasiado barnizando, en frente de recepción, se pregunto si era eso lo que queria hacer con su vida cada lunes y miércoles.
Tenía quince años, el cabello corto, lacio y negro. Las puntas le tocaba los hombros y tenía un absurdo flequillo que su madre insistía en cortarle, y el uniforme del instituto, negro y granate.
Mientras se preguntaba por su existencia escucho un piano. A esa hora nunca había nadie tocando el piano, o por lo menos que ella supiera. Dejo el violín, envuelto en su funda, en el banco excesivamente barnizado, y se levantó en busca de ese sonido tan delicado.
El sonido procedía justo de la clase donde le tocaba a ella después. La puerta estaba cerrada, pero el sonido se escuchaba perfectamente si pegaba la oreja.
¿Porque sus padres no pensaron en el piano?
Escucho la voz de la maestra aprobar aquello que se acababa de tocar, luego soltar una risita y decirle que siguiera practicando, que para el viernes quería la primera parte de la pieza aprendida. No escuchó la otra voz más que al decir "No hay problema". Era un chico. Blanca volvió corriendo al banco con cara de idiota aparentando estar plenamente entretenida observando el panel de anuncios.
Cuando el chico salio se lo quedo mirando sin pudor alguno. Tenía pinta de ser más alto que ella, de más edad también, y no lo sabía únicamente por la altura, sino por el porte, la mirada. Tenía la piel olivada, los cabellos negros y los ojos castaños. Cargaba tras él una mochila de tela verde y vestía casual, con unos tejanos oscuros y una camiseta de tirantes marrón.
-Hasta el viernes, Hugo-dijo la profesora. Él únicamente levantó la mano en signo de despedida y sonrió. Paso por el lado de la muchacha violinista para salir, pero solo le hecho una ojeada. Eso de las películas del amor repentino y apasionado, "amor a primera vista" que lo llaman, no funciona en la vida real. La miro con una sonrisa de cortesía y cruzo la puerta.
-Blanca-aviso la profesora de rubios y largos cabellos rizados. La chica giro el cuerpo con brusquedad y asintió con la cabeza cogiendo el violín y entrando en el aula.


Llegó a casa como siempre llegaba: cansada. Su madre veía la televisión y su padre leía el periódico en la mesa del comedor.
Preguntaron qué tal su día, ella respondio con respuestas simples, sin ganas. Subio a su habitación y colgo el violín en la percha detrás de la puerta.
Se acercaba el verano.
Se quito la camiseta negra, quedándose asi en falda y sujetador. Se miro en el espejo y recaio en esos pensamientos de existencia y satisfacción propia. ¿Se gustaba? ¿Le gustaba lo que veia, lo que era? Obviamente pensaba en su físico; en su pelo soso, en su piel, en su nariz, en su boca, en su altura, en su peso, en sus piernas, en sus brazos. Lo pensaba todo, pero cuando se estiraba en la cama, sin falda y medio desnuda, envuelta en las mantas, se olvido de todo, y caio rendida al sueño.

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